
Las varices no sólo constituyen un problema estético, sino también de salud. En el ámbito de los deportistas, este inconveniente se agrava por su influencia directa en el rendimiento. Si practicas, por ejemplo, baloncesto, ciclismo o atletismo tienes más riesgo de padecerlas debido a los movimientos que se realizan y que puede conllevar aparejada cierta dificultad en el retorno sanguíneo y provocar, en consecuencia, la generación de varices en las extremidades inferiores. También una excesiva hipertrofia muscular en las piernas puede entorpecer en cierta medida el retorno venoso en puntos anatómicos concretos con la subsiguiente aparición de las aborrecidas varices.