
En mi continua obsesión por probar cosas diferentes, el otro día compré me fijé en un vino nuevo que habían puesto en la bodega del super al que voy a comprar a menudo. Todo aparentemente normal menos una cosa: era azul.
Mi primera reacción, simplemente al ver el vino, fue de gran expectación. Hay que probarlo. Y tras servirlo en casa, brindar y dar el primer trago, llegó la primera sorpresa. El vino es dulce, suave y fácil de beber. Como un vino blanco ligeramente afrutado, el vino "entra" muy bien, pero deja un sabor y un recuerdo muy interesante en la boca.
