
Si alguien me hubiese dicho que en la pequeña isla de San Miguel, en el corazón de las Azores y en medio del océano Atlántico, iba a encontrar una plantación de té, no lo hubiera creído. Pero ahí estaban. Frondosas y verdes, muy verdes plantaciones de Cha Gorreana, dando forma a uno de los tés orgánicos más peculiares del mundo, cultivados sobre fértiles tierras volcánicas que le dan un sabor único y peculiar.
Y es que vivir en una isla remota a merced de la naturaleza exige resiliencia, y en las Azores de esto saben mucho. Estas nueve islas volcánicas en medio del océano Atlántico, a 1500 km de la costa de Portugal, son conocidas por sus cráteres volcánicos, sus aguas termales naturales, sus cascadas de más de 200 metros, sus montañas, sus lagunas azuladas y sus densos bosques.