Pasear por la Casbah de Argel es como introducirse en una cápsula del tiempo; de repente todo se detiene. No escuchas prácticamente nada, sólo los pasos de los pocos que te encuentras por tu camino y los jadeos que tu respiración produce al subir las empinadas calles de esta ciudadela árabe hermosa y decadente llena de callejuelas, escondrijos y pasadizos que llevan a no se sabe muy bien dónde. La sensación es la de estar completamente perdido en medio de una maraña de casas semi derruidas pero con un encanto único e indescriptible.
Bienvenidos a una de las Casbah más antiguas de todo el mundo árabe, la de Argel.
Walking through the Casbah of Algiers is like entering a time capsule; suddenly everything stops. You do not hear practically anything, only the steps of the few that you find on your way and the gasps that your breathing produces when climbing the steep streets of this beautiful and decadent Arab citadel full of narrow streets, hiding places and passages that lead to you do not know very well where. The feeling is like being completely lost in the middle of a tangle of semi-dilapidated houses but with a unique and indescribable charm.
Welcome to one of the oldest Casbah in the Arab world, it’s in Algiers.
Llegar a la alcazaba de Argel significa atravesar una especie de puerta en el tiempo que nos traslada al corazón histórico de la ciudad, a un lugar en el que aún es posible percibir en el ambiente antiguos episodios de grandeza y esplendor. La casbah, el nombre árabe de la medina, está ubicada sobre una pequeña colina frente al mar y se compone de infinitas calles laberínticas repletas de escalones, calles empedradas y rincones místicos. Está dividida en dos partes diferenciadas: la alta, más antigua y donde se encuentra la mayoria de los atractivos, y la baja, afrancesada, donde se llega a percibir el cambio de arquitectura. Caminar entre sus muros resulta una vivencia indescriptible, pues acabas formando parte del entorno desde el momento en que te embriaga la magia. Tanto es así, que fue declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en el año 1992. Completamente imprescindible.
It has stood for centuries, a slope of gleaming white houses climbing in steps from the sea like a construction of sugar cubes. It gave this Mediterranean port the nickname la Blanche, the white one. But despite the romance surrounding the old quarter, known as the Casbah and once home to pirates and freedom fighters, it is literally imploding from neglect.
Unesco has declared it a World Heritage site, and the Algerian government has designated it a protected landmark, to no avail. Closed in on itself, symbolizing the local population’s long isolation from French colonial rulers — and more recently, radical Islam’s retreat from modernity — this seemingly impenetrable agglomeration of houses is falling down.
Despeñada sobre la gran colina que domina la bahía de Argel, la gran casba mantiene diez siglos después de su fundación su atractivo artesanal, arquitectónico y el olor a especias, a pesar de ser ahora un laberinto en decadencia que permanece ajeno al crecimiento de la capital.
Sus callejuelas, inspiración de escritores, también conocieron el olor de la sangre, del miedo, la persecución y la traición durante los años que duró la colonización francesa y la guerra de independencia argelina (1954-1962).
Antigua residencia de Pachas otomanos en tiempos de los corsarios berberiscos, este viejo rincón es patrimonio de la Humanidad desde 1992 gracias a su mosaico de colores y la variedad cultural que aporta una arquitectura profundamente mediterránea.
Según los anales argelinos, la Casba comenzó a construirse hace un milenio a 125 metros de altura sobre una colina que domina el mar.
Plagada de interminables, angostas y desvencijadas escaleras que unen las estrechas calles, pasear por ella significa remontar el tiempo y sumergirse en un colorido libro de historia.
Historic preservation is a luxury for steady times, and Algeria is still feeling its way toward the future from a dark and turbulent past. It has only just righted itself from a decade of fundamentalist Islamic violence. The nation’s focus is now on economic development.
But tourism, the great engine of preservation in so many cities, is low on the list of Algeria’s concerns. Algeria doesn’t really need tourists. It has oil. Casbahs, from the Arabic for “fortified place,” exist across North Africa, and many have been beautifully restored.
In Algiers the word once referred only to the citadel built above the old city, but it came to mean the old city itself. When people speak of the Casbah, they are referring uniquely to this crowded hillside between the fortress and the sea.
Un taxista me explicaba con cara de tristeza lo que yo ya pude comprobar: la Casbah se derrumba. Escombros, basura, distintos proyectos de restauración... solo son parches que no evitan su deterioro. Todos aman la casba pero ésta agoniza mientras se espera, aunque no se sabe muy bien qué.
Salvando las distancias, la Casbah de Argel se parece un poco a La Habana vieja. Ambas con pasado glorioso y señorial, con entidad propia y en la actualidad dejadas y abandonadas a su suerte sin saber qué les deparará el futuro.
But the longer the preservation is postponed, the greater the peril to the historic district. A taxi driver said to me there is a foundation that is battling both gravity and the threat of land speculation: the Casbah occupies prime real estate overlooking the sea, and developers have already proposed building luxury apartment blocks and even office towers on the scenic hillside.
If the political stalemate persists, neglect will eventually do the work of the wrecking ball, and the storied lair of the Ottoman corsairs will disappear forever.
TODO LO QUE LLEVO PUESTO ES DE COS
ALL I AM WEARING IS FROM COS
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